Ministry of Sound abrió sus puertas por primera vez en septiembre de 1991. Inspirada en los cavernosos lugares de las casas de Nueva York, nuestra casa era un garaje de autobuses abandonado en el sur de Londres, un área que, en ese momento, era más infame que famosa. La primera noche no hubo alcohol, tres luces intermitentes, seguridad de mal humor y, a menos que supieras los nombres de al menos media docena de DJs de house de Chicago, nunca estarías atravesando las puertas amenazadoras, parecidas a las de una prisión.
Ministry of Sound abrió sus puertas por primera vez en septiembre de 1991. Inspirada en los cavernosos lugares de las casas de Nueva York, nuestra casa era un garaje de autobuses abandonado en el sur de Londres, un área que, en ese momento, era más infame que famosa. La primera noche no hubo alcohol, tres luces intermitentes, seguridad de mal humor y, a menos que supieras los nombres de al menos media docena de DJs de house de Chicago, nunca estarías atravesando las puertas amenazadoras, parecidas a las de una prisión.
Ministry of Sound abrió sus puertas por primera vez en septiembre de 1991. Inspirada en los cavernosos lugares de las casas de Nueva York, nuestra casa era un garaje de autobuses abandonado en el sur de Londres, un área que, en ese momento, era más infame que famosa. La primera noche no hubo alcohol, tres luces intermitentes, seguridad de mal humor y, a menos que supieras los nombres de al menos media docena de DJs de house de Chicago, nunca estarías atravesando las puertas amenazadoras, parecidas a las de una prisión.
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